Cuando nuestros hijos empiezan tercero de infantil, parece que a los padres nos encienden el interruptor de “aceleración de procesos cognitivos”. Y entonces es cuando nos entra el apuro porque nuestro niño, de tan solo 5 años, comience a leer (entre muchas otras cosas que pertenecen al aprendizaje formal). Y aquí entra en juego la maravillosa comparación y competición entre padres: “mi hijo ya reconoce su nombre”, “ah pues el mío ya lee su nombre y algunas palabras”, “pues el mío no hace nada de eso. Creo que voy a ponerle un profe que venga a casa a ayudarle”.
¡Vamos a ver señores! ¿Nos hemos vuelto locos? El lenguaje escrito, al igual que el lenguaje oral, es un PRO-CE-SO. Si, así en grande y así de lento. ¿Sabéis todo lo que hace falta construir antes de comenzar a leer? ¿Y todo lo que hace falta analizar antes de convertirnos en lectores eficaces?
Voy a intentar exponer de manera sencilla varias cosas que son necesarias para que un niño siga el proceso de la lectura y llegue a convertirse en un lector eficaz (si no hay ninguna alteración de base) o pueda re-habilitar esta función si es que existe un trastorno.
Y resulta que estas cosas básicas necesarias se están conformando y consolidando durante los primeros años de vida y, de manera más consistente y formal, en la etapa de infantil.
Durante los primeros años es básico aquello que llamamos “patrones fonéticos”: lo que conforma en nuestro cerebro el sonido de cada fonema y sus combinaciones posibles en el idioma del que se trate). Luego aquello que llamamos “almacén léxico”, que no es más que el vocabulario que vamos adquiriendo. Luego el nivel “mofosintáctico”, es decir la gramática del idioma… En definitiva, el lenguaje en todos sus niveles. Así es que los profes de guardería estimulan todas estas habilidades (junto a las habilidades motoras que son fundamentales pero en las que no voy a reparar en este artículo) mediante juegos y actividades.
Cuando los niños comienzan la segunda etapa de infantil en el cole, los profes continúan estimulando estas habilidades junto a las rutinas de trabajo que serán fundamentales en la etapa de educación obligatoria.
Es decir, mientras que para muchos padres la guardería y/o la etapa de infantil son un espacio de “conciliación familiar-laboral” (lo que yo llamo burdamente un parking de niños), se están gestando las habilidades esenciales para todo el aprendizaje formal posterior. Por eso es muy importante escoger guardería e implicarse en las actividades. Pero bueno, de esto podemos hablar en otra ocasión.
A lo que vamos, algunas de las actividades que diseñan los profes de infantil y que, aunque a muchos les parezca una tontería, tienen muchísimo fundamento científico y utilidad, son:
- Cuentan historias, juegan mucho mucho simulando situaciones cotidianas, utilizan marionetas y/o muñecos, usan juguetes que simulan la realidad. Y todo ello para estimular el lenguaje oral y que los niveles que nombraba anteriormente se consoliden
- Juegos de imitación de movimientos, reconocimiento de partes del cuerpo, movimientos secuenciales del cuerpo, trabajo en diferentes posturas (suelo, mesa, boca abajo)… Todo esto ayuda a desarrollar el esquema corporal
- En la asamblea se presentan los días de la semana, se comenta lo que hicieron el fin de semana, se habla de lo que van a hacer por la tarde… Todo lo que desarrolla la orientación temporo-espacial.
- Se hacen puzles, torres, búsqueda de formas o colores iguales, laberintos…Actividades que fomentan la coordinación ojo-mano y la percepción visual.
- También cantan canciones repetitivas y con rimas, siguiendo un ritmo o velocidad determinado para estimular la conciencia fonológica
- Trabajan con onomatopeyas, hacen el veo veo con sonidos, piensan excursiones y salidas que les permitan reconocer sonidos del medio. Esto sirve para desarrollar la discriminación auditiva
- Comienzan a hacer juegos simples de memoria, tales como el memory para estimular la memoria de trabajo
Y es que durante la etapa de infantil es esencial el trabajo y fomento de los procesos perceptivos. Es a partir de los 6-7 años y hasta los 9 aproximadamente, cuando se comienzan a estimular los procesos lingüísticos propiamente dichos: correspondencia fonema-grafema, reconocimiento de palabras, posición de la palabra dentro de la frase, extracción del significado e integración de éste en la memoria, automatización de procesos ortográficos.
Por lo tanto, para poder leer (al igual que para escribir pero que no es nuestro cometido en este artículo) es necesario que los circuitos cerebrales que llevan la información desde los ojos, los que procesan el lenguaje y los del habla y la manipulación, funcionen correctamente. Es decir, es necesario que el neurodesarrollo haya avanzado lo suficiente como para ponerse en marcha con eficacia. Y todo esto sucede hacia los 6 años.
Es por ello que no podemos apurar procesos ni ir más rápido de lo que el cerebro necesita o está preparado. En otro artículo hablaremos de cuándo debemos consultar con un especialista o podemos sospechar de una dificultad en la lectura.
Dejarle experimentar con libros es un aprendizaje estupendo. Y compartir con ellos libros y momentos de lectura es maravilloso y muy recomendable