LA IMPORTANCIA DE EDUCAR EN INTELIGENCIA EMOCIONAL

Por Carolina Pérez Ruíz

La Inteligencia Emocional es una capacidad intrínseca en las personas, se trata de habilidades que pueden desarrollarse a lo largo de la vida, desde pequeños, y que van a ser las que nos acompañen y ofrezcan una mayor garantía de éxito a nivel personal, en las relaciones y para la consecución de objetivos profesionales como adultos.

Está demostrado que son las habilidades propias de la Inteligencia Emocional (autoconocimiento, autorregulación, automotivación, empatía, asertividad) y no el cociente intelectual de una persona, las que nos permiten ser más eficaces en cualquier ámbito de la vida. Es una herramienta que nos va a proporcionar un mayor equilibrio y bienestar para con uno mismo, así como para saber adaptarnos a cualquier entorno y, por lo tanto, poder ser más felices.

Algunas de las características de las personas que desarrollan estas capacidades son:

  • Reconocen estados de ánimo, en sí mismos y en otras personas.
  • Se gestionan mejor en el terreno emocional, se regulan y adaptan.
  • Saben manejar sus pensamientos negativos.
  • Expresan de forma adecuada sus deseos e inquietudes.
  • Tienen un estilo comunicativo asertivo, sabiendo marcar límites.
  • Son más eficaces en la resolución de conflictos y tienen una mayor capacidad para trabajar en equipo.
  • Saben rodearse de personas positivas, dándole gran valor a las relaciones sociales y cómo éstas influyen en la vida.

Por todo esto es que creemos en el trabajo para el desarrollo de la Inteligencia Emocional y las habilidades socioemocionales desde pequeños, y la incluimos en nuestro día a día personal y también profesional, con niños, jóvenes y sus familias.

Además, existen otras herramientas complementarias como la Psicología Positiva y el Coaching que potencian la mejor versión de cada persona, la Inteligencia Emocional está presente en ellas y, de algún modo, el que se trabaja desde este enfoque y aplica en su ámbito personal (como padres, por ejemplo) y profesionalmente (como docente), también las transmite y se benefician directamente las personas que comparten su entorno.

En el trabajo con familias nuestra intención es ofrecer preguntas, no sólo respuestas o dar pautas, como normalmente se espera en este tipo de actividades. Planteamos este apoyo desde las escuelas de padres y desde el acompañamiento individual, como un espacio para la reflexión, para trabajar los 5 pilares de la Inteligencia Emocional y desde la educación en positivo, a partir del propio desarrollo personal… aprender a quererse y cuidarse, para querer y cuidar.

Partiendo de este crecimiento personal, como “Pedro” o “Laura”, entendemos que es más eficaz poder aplicar las herramientas adquiridas en cualquier ámbito de su día a día. Por supuesto, tratamos temas más específicos y dudas que les surgen desde su rol de padres y madres, pero nuestro enfoque es vivencial, ayudándoles a encontrar y dar valor a las fortalezas que poseen los miembros de la familia, para que sean ellos los que las sientan y den espacio en la relación y educación de sus hijos e hijas.

Es muy importante entender que la inteligencia emocional no es lo opuesto a la inteligencia, no es el triunfo del corazón sobre la cabeza, es la intersección de ambas (David Caruso)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *